Montaña y mar
Se funden al
atardecer

El 18 de agosto de 1966 se aprueba la Ley 47 en el Senado de la República, por medio de la cual se crea y organiza el Departamento de Sucre. Desde entonces, como un sombrero vueltiao tejido en caña flecha, Sucre trenza su valiosa herencia Zenú y Afro con los aportes culturales del mestizaje y la migración sirio-libanesa, para anidar una joya en el caribe Colombiano. Desde el norte, donde se estrellan de imprevisto los azules del majestuoso Mar Caribe en los misterios del manglar; irrumpido por montañas, valles y espejos de agua. Hasta el sur, donde se respira tradición literaria plasmada en paisajes y fachadas de calles que guardan historias profundas y célebres; que recorren los pasos fluviales y atraviesan el cenagoso verde, heredado generación tras generación.

Con el recetario vivo en la memoria, la tradición expresada en las manos y los ingredientes extraídos de la naturaleza, los sabores de Sucre, recorren las fusiones propias de su sazón. En sus poblados, las jergas se confunden entre tonos rítmicos de aires engendrados por tambores, gaitas, acordeones, bombos y trompetas; que a ritmo de porros y fandangos, de música sabanera, cumbia y bullerengue amenizan su tradición festivalera y religiosa.

Cabildos indígenas y comunidades afrodescendientes, una economía nutrida por la tierra y su cultura campesina de pujanza permanente, encarnan la herencia biocultural de Sucre, que sobrevive al inminente cambio vanguardista de la sociedad; esta riqueza se instala en la ruralidad, donde palpita un mundo rico y colorido como un legado invaluable que nos regaló el tiempo.

Sincelejo, capital de Sucre, se ha transformado en un mapa de rutas culturales donde las paredes, la arquitectura, el festejo y los sabores hablan. Es el centro que consagró las artes, el motor de la explosión poética, del encuentro sonoro y de la integración cultural del territorio.

Sucre yace como un misterio que guarda expresiones culturales que brillan. Un tesoro biocultural de Colombia para proteger y valorar.